1.2.07

Y el tiempo no para

Algo comienza para terminar: la aventura no admite añadidos; sólo cobra sentido con su muerte. Hacia esta muerte, que acaso sea también la mía, me veo arrastrado irremisiblemente. Cada instante aparece para traer los siguientes. Me aferro a cada instante con toda el alma; sé que es único, irremplazable, y sin embargo, no movería un dedo para impedir su aniquilación. El último minuto que paso – en Berlín, en Londres – en brazos de una mujer conocida la antevíspera – minuto que amo apasionadamente, mujer que estoy a punto de amar – terminará, lo sé. En seguida partiré a otro país. Nunca recuperaré esta mujer, ni esta noche. Me inclino sobre cada segundo, trato de agotarlo; no dejo nada sin captar, sin fijar para siempre en mí, nada, ni la ternura fugitiva de esos hermosos ojos, ni los ruidos de la calle, ni la falsa claridad del alba; y sin embargo, el minuto transcurre y no lo retengo; me gusta que pase.

J. P. Sartre.

2 comentarios:

cecilia dijo...

me gusta que pase pero, como canta pángaro "quisiera estar por siempre así, como una estatua de nylon, por la eternidaaaad". soy demasiado melancólica para aferrarme al presente nomás.
besos

fpz dijo...

Qué vértigo, Ronsino, esto de que la vida ruede sobre una textura enjabonada. Será que uno escribe para setear algo propio en modo pausa? No sé, fijese.

Huellas del pasado