17.1.06

Lombrices

Gómez me dijo: Haga el pozo, usted.

Hundí la pala de punta en la gramilla.

La tierra seca, se desgranaba.

Trabajé hasta que Gómez dijo: Suficiente.

Mientras metíamos el cuerpo de Laurenzano, un olor a tierra húmeda, profunda, me capturó. Era ese olor que se siente cuando uno busca lombrices a la madrugada, para pescar.

Después enterré el cuerpo de Laurenzano. Le tiraba paladas de tierra encima. Enterraba un cuerpo, pero desterraba un recuerdo: el olor húmedo de las lombrices.

Lindo día para ir a pescar, dije mientras volvíamos en la camioneta.

Sí, dijo Gómez.

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Huellas del pasado