23.3.07

1984

Obviamente, el horror en 1984 es una figura que sólo alcanza su sentido fuera del libro, en la realidad histórica que lo contiene parcial y no totalmente. Un sentido figurado: el mundo podría llegar a ser como el de 1984, puesto que ya lo es en algunas de sus facetas. Por eso Orwell puede saltar del realismo a la alegoría, a la figura total; no cree, ni tampoco busca que el lector crea que el mundo va a llegar a ser el de 1984, pero al proyectar ficticiamente el horror a sus últimas consecuencias, nos sitúa frente a nuestra responsabilidad, y esa responsabilidad supone la esperanza; es ésta quien hace entrar en acción a la responsabilidad que lleva a la lucha para impedir que 1984 pueda cumplirse en cualquier otro año del siglo.

Julio Cortázar.
Febrero de 1984.

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Huellas del pasado